“¿Radares para puertas de cristal?”

Es posible que se pregunte, “¿y para qué hace falta un radar en una puerta en una puerta de cristal, si no se va a mover de su sitio?”. Posiblemente esta pregunta venga porque el término radar se identifica con un aparato que mide la velocidad de un cuerpo, como los que se instalan en las carreteras para el tráfico.

Sin embargo, el uso de un radar puede ser para muchas otras cosas, y una de ellas es el de detectar que se acerca hacia la puerta algún cuerpo para que esta se abra de forma automática, sin necesidad de tener que tocarla, y cerrarla cuando se detecte que el cuerpo se ha alejado. Un radar de este tipo se denomina normalmente por la gente que no es experta en el tema como sensor de presencia.

¿Cómo es posible conseguir todo esto en un solo motor?

Cuidando muy bien los componentes que acompañan a los mecanismos de este tipo, además de mantener el motor en perfectas condiciones para que todo funcione del modo en el que se espera.

Los motores para puertas de cristal se suelen instalar en la parte superior del conjunto que compone la puerta, posiblemente en un apartado en el que las hojas no se tocan para evitar que las vibraciones del motor puedan afectar de algún modo la estructura del vidrio con el que se fabrican las hojas, pero lo suficientemente cerca como para que este no tenga que trabajar sobrerrevolucionado o forzado, lo que podría provocar un aumento anormal del consumo eléctrico o que se produzcan averías graves que acaben por hacer inservible el motor. También se requiere que el lubricante que lo protege sea transparente o al menos lo más traslúcido posible para evitar que alguna fuga arruine el cristal.